Nuestro planeta es un planeta azul. El agua cubre un 70% de la superficie de la Tierra, y la economía del océano impulsa el comercio global anualmente. Además, los expertos esperan que las industrias basadas en temas del océano dupliquen la contribución al PIB global en los próximos quince años. Pero este crecimiento tiene un precio alto, y nos encontramos en una encrucijada.
Es necesario un esfuerzo organizado para asegurar la sustentabilidad del ambiente marino. Las crecientes amenazas a la salud del océano pueden comprometer los beneficios de los océanos para las generaciones futuras. La buena noticia es que aún estamos a tiempo de actuar. “Pensar verde” era la palabra de moda de la década pasada, a la vez que las naciones y las empresas se daban cuenta de la responsabilidad compartida en cuanto a la sustentabilidad. Ahora es el momento de añadir otro color: el azul.
La economía “azul” busca equilibrar la riqueza y la salud del océano por medio de una administración sustentable de los activos del océano (por ejemplo, poblaciones y bancos de peces, arrecifes de coral, etc.) y servicios de ecosistemas (por ejemplo, protección de las costas, el potencial para la captura de carbono, producción de oxigeno). Y según el nuevo informe del Banco Mundial, Toward a Blue Economy: A Promise for Sustainable Growth in the Caribbean, en colaboración con socios clave que incluyen al Secretariado del Commonwealth, a la Organización de Estados Caribeños Orientales, y al Instituto Nicholas para Soluciones de Políticas Ambientales en la Universidad Duke, millones de personas en la región podrían beneficiarse. Puede leer el artículo en HuffingtonPost.com